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Patricio González enfrenta cara a cara a la injusticia. Proviniente de Zapaltipán en Hidalgo, Patricio González González defendió sus derechos cuando se fue a trabajar a Estados Unidos en la industria de la jardinería con visa H-2B.

La primera vez, como es el caso de muchas y muchos trabajadores, las dificultades empezaron desde que inició el proceso de reclutamiento en su comunidad.  Patricio tuvo que pagar 7 mil pesos para que le dieran la información del empleo. Cuando llegó a Estados Unidos, se dio cuenta no iba a trabajar con la empresa que le habían prometido sino con un sub empleador, el cual tardó 13 días en llegar. Durante este tiempo, Patricio no tenía donde vivir ni un salario.

Patricio que había leído cuidadosamente su contrato y por eso sabía que le tenían que pagar el reembolso de transporte. Cuando llegó el momento para que se lo dieran, lo solicitó pero no se lo pagaron. Tampoco le pagaban tiempo extra aunque lo trabajara, ni le daban permiso para tomar un tiempo para ir a México.

Entonces Patricio alzó su voz: llamó a los números que en el folleto que le habían dado en el Consulado cuando fue tramitar su visa, llamó al Departamento del Trabajo. Después de una investigación y persistencia,  Patricio y sus compañeros recibieron sus reembolsos.

En 2014 se integró al Comité de Defensa del Migrante. Desde entonces, se acerca a las personas que quieren ir a trabajar a los Estados Unidos. Como muchas y muchos líderes migrantes del Comité, Patricio se enfoca en la importancia de educar a los jóvenes de sus comunidades. “Les doy la información que aprendemos en los talleres del CDM,” dice Patricio, “sobre todo a las nuevas generaciones.”

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Este artículo es el segundo de la serie Justicia en el camino, donde presentamos a las y los integrantes del Comité de Defensa del Migrante, hablando sobre sus experiencias en Estados Unidos y su impacto en sus comunidades.