Noviembre 20, 2019
Dia de Equidad Salarial para la Mujer Latina 2019
Sabías que las mujeres Latinas tienen que trabajar un promedio de 23 meses para ganar lo mismo que un hombre blanco, no hispano gana en un año? La brecha salarial que existe por género limita de manera injusta el potencial de las Latinas y el éxito en sus trabajos y sus vidas. Hoy, el 20 de Noviembre se reconoce el Día de equidad salarial para la mujer latina (Latina Equal Pay Day en inglés). Es un día simbólico para señalar cuando las ganancias de las Latinas “alcanzan” el sueldo de los hombres blancos que generaron el año anterior. Hoy, colaboramos con la membresía de Alianza Nacional de Campesinas (‘’Alianza’’) para iluminar cómo las mujeres campesinas viven la discriminación en sus lugares de trabajo, y qué están haciendo para combatirlo.
Mismo trabajo, diferente salario
"Cuando yo trabajaba como supervisora en el campo, era la única mujer entre otros hombres supervisores. Aunque hacíamos lo mismo, yo ganaba menos que ellos. Por ser mujer, me pagaba menos. Ellos ganaban $3-4 más por hora.” Así era la experiencia de Elvira Carvajal, quien trabajó en el campo a partir de los 8 años de edad. Actualmente, es organizadora con Alianza en Florida, donde trabaja para visibilizar las condiciones laborales de las mujeres campesinas y aboga por sus derechos. Las mujeres campesinas representan por lo menos el 28% de la fuerza laboral agrícola en los Estados Unidos. A lo largo de la historia, la población campesina es uno de los grupos más explotados en este país. Las mujeres en los campos a menudo reciben los trabajos menos deseados y peor pagados, son las primeras en ser despedidas, reciben menos oportunidades de avanzar, y enfrentan una cultura de discriminación y machismo en el lugar de trabajo.
Menos oportunidades significa menos pago
Marisol Saucedo, empleada de Alianza en Homestead, Florida, observa que las mujeres muchas veces tienen menos oportunidades que los hombres, lo cual tiene un costo. "En el campo, las mujeres trabajan al lado de los hombres. Pero todavía asignan ciertos labores a los hombres. Por ejemplo, manejar el tractor, armar casas, o hacer trabajo pesado es ‘para los hombres,’ y esos puestos gana más." Teresa Arredondo, quien actualmente trabaja con Alianza en California, conoce bien lo que es enfrentar, y superar, estos obstáculos. “Trabajé en el campo por 25 años y nunca había una mujer mayordoma ni supervisora,” cuenta. “El dueño decía que las mujeres no podían hacerlo. “¿Y si yo demuestro diferente?” le pregunté. Me dediqué a hacer todo lo que hacían los supervisores, corriendo por todos lados, manejando el tractor. “Lo hice o no?” le pregunté al dueño al terminar la temporada. Y para el próximo año me invitó a ser supervisora.”
La lucha de Tere fue largo, y hasta tuvo que probar sus habilidades como supervisora de manera no-remunerada. Ahora, Tere se dedica a comunicar las luchas y los logros de las mujeres campesinas como vocera en la radio, en los medios sociales, y más allá. “Yo digo esto para demostrar que los prejuicios que tienen las empresas en contra de las mujeres no sirven para nada más que obstaculizar nos y así impide nuestras contribuciones. Nosotras las mujeres hemos demostrado que hacemos lo mismo que el hombre, y hasta mejor.’’Además de los bajos salarios y la falta de seguridad laboral, las y los trabajadores agrícolas no están protegidos por las leyes laborales de los Estados Unidos garantizadas a las personas trabajadoras en otras industrias. Por ejemplo, la mayoría de las y los trabajadores agrícolas no reciben pago de horas extras, ni reciben licencia por enfermedad o maternidad. Las y los trabajadores agrícolas son excluidas de las protecciones bajo la Ley Nacional de Relaciones Laborales, herramienta importante que podría ayudar a cerrar la brecha salarial al ofrecer protección a estas personas trabajadoras.
El doble cargo de la mujer trabajadora
Además, las integrantes de Alianza destacan que la lucha por la igualdad salarial para la mujer latina se extiende más allá del lugar de trabajo. En este sentido, enfrentan la misma realidad que enfrentan muchas mujeres en otras industrias por todo el mundo. “Jugamos doble papel como cabeza de la familia, lo cual nadie nos paga,” dice Teresa Arredondo. “El trabajo de la mujer es de 24 horas,” coincide Blanca Flores, organizadora para Alianza en Bakersfield, California. “‘Hay que valorarlo. Porque el trabajo de cuidar a nuestras familias, nuestros enfermos, recae sobre la mujer, de manera no-remunerada. Pago igualitario también debe reconocer esa labor.” Aunque las mujeres hacen el mismo trabajo que el hombre, también tiene que hacer mucho más tareas que los hombres - en el trabajo y afuera - de manera no-remunerada,” resume Claudia González, quien trabaja en La Asociación Campesina de Florida (The Farmworker Association of Florida, “FWAF”) es co-coordinadora del Equipo de Derechos Laborales de Alianza.
Qué se puede hacer?
Siguiendo el ejemplo de las mujeres de Alianza, ya es hora de valorar el trabajo - todos los trabajos - que realizan las mujeres campesinas. Esto significa que las mujeres deben recibir un salario igualitario, acceso a oportunidades para avanzarse, y protección equitativa bajo la ley. También significa valorar todo el rango de trabajos que realizan las mujeres fuera del trabajo, por ejemplo, a través de repartir los labores del hogar entre las y los familiares, extendiendo el derecho de tomar licencia por enfermedad y maternidad, y a través de la promoción de servicios públicos que contribuyen a su éxito.
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